Hace unos días hemos despedido a dos hermanas muy queridas de nuestra casa de Ciempozuelos, Modesta y Benita, que parten a otras comunidades (San Sebastián y Vitoria, respectivamente) con una nueva misión.
Ambas han realizado un gran trabajo en nuestra Casa de Espiritualidad; Modesta desde hace 27 años y Benita desde hace 4 años.
Desde aquí agradecerles toda su gran labor, mimo, cuidado y responsabilidad, haciendo un servicio tan generoso al proyecto congregacional; en este caso, acogiendo a multitud de personas en busca de un lugar donde encontrarse con uno mismo, donde trabajar en armonía, y donde encontrar paz. Y a su vez, cuidar y conservar el legado que nos dejaron, nuestros Padres Fundadores, Antonia María de la Misericordia y José María Benito Serra en esta Casa Madre, durante todos estos años.
Gracias por vuestro cariño, trabajo y compromiso, con esta comunidad, con la Familia Oblata, con Ciempozuelos y con todas las personas que han pasado por esta Casa de Espiritualidad.
Os deseamos que tengáis una fructífera experiencia en vuestro nuevo destino, que sigáis iluminando vuestro camino con la fe, y que continuéis disfrutando de nuestra misión compartida en vuestras nuevas realidades.
Gracias Modesta y Benita.