El tercer domingo de Octubre, las Hermanas Oblatas del Santísimo Redentor celebramos nuestra gran fiesta congregacional: El Santísimo Redentor.
Una fecha muy especial para nosotras, una gran oportunidad para poner de nuevo el foco de nuestro Ser Oblata en la Redención.
Hace más de 2000 años que Jesús nos mostró otra manera de ver el mundo, otra manera de ver a los demás: desde la escucha, desde la compasión. Desde su audacia en su palabra y en sus actos supo transmitirnos el significado de la Redención.
La Redención – Salvación, que Jesús ofrece, es para toda la Humanidad sin distinción de razas, lugares o tiempos. Tanto amó Dios al mundo…
Las Oblatas, somos llamadas a ser testimonio y anuncio de esta buena noticia desde la gratuidad y la sencillez. Nos sentimos en camino de redención compartida con las mujeres que enfrentan la dura realidad de la trata y la prostitución.
Celebrar la Redención es descubrir y agradecer tantas señales de luz en medio de una gran oscuridad, tantos gestos solidarios frente a la ambición desmedida, tanta mano abierta a la igual dignidad frente a actitudes cerradas o violentas. Es también comprometer nuestras fuerzas humanas y materiales, en trabajar por la humanización plena y la justicia del Reino.
En esta fiesta, queremos agradecer, junto a tantas mujeres, ese sueño de liberación que se hizo realidad en este pueblo de Ciempozuelos hace 155 años, en la respuesta coherente y libre al querer de Dios, de un hombre y una mujer, el Padre Serra y la Madre Antonia de la Misericordia.